Una cosa es legislar y otra cosa es que la ley se cumpla. Igual que una cosa es prometer y otra cosa es cumplir lo prometido. No sé si será por la idiosincrasia del pueblo español pero eso de cumplir las normas o las promesas no se nos da muy bien.
Tenemos variados ejemplos entre las leyes de reciente creación:
Alguna que otra juez se niega a casar a homosexuales.
Como si la justicia puede acogerse a la objeción de conciencia.
La terrible burocracia está retrasando la retirada del carné a aquellos que ya han perdido sus 12 puntos.
Parece que esta Ley sólo actúa por intimidación con los conductores razonablemente prudentes y que levantan el pie a la vista de los radares. Con aquellos que son igual de imprudentes con ley que sin ella parece bastante indulgente o por lo menos lenta de solemnidad. Y mientras ellos campando a sus anchas por las carreteras.
Esa ley diabólica que parecía iba a ser la Ley Anti-tabaco parece que sólo ha servido para enriquecer a las imprentas que crean los cartelitos dada su mínima aplicación en bares y restaurantes.
Los jóvenes (y no tan jóvenes) parece que siguen bebiendo en las calles, excepto cuando está permitido que lo hagan (fiestas populares) y son desalojados por los antidisturbios.
Si se sabe que no va a ser posible la aplicación de las leyes, tal vez sería mejor legislar menos y cumplir más porque cuando las cosas se hacen bien nos aprovechamos todos pero cuando se hacen a medias sólo sacan rédito los que se hacen las fotos.
Imagen | El Juicio Final de Miguel Ángel fotografiado por Jeanpca
Alguna que otra juez se niega a casar a homosexuales.
Como si la justicia puede acogerse a la objeción de conciencia.
La terrible burocracia está retrasando la retirada del carné a aquellos que ya han perdido sus 12 puntos.
Parece que esta Ley sólo actúa por intimidación con los conductores razonablemente prudentes y que levantan el pie a la vista de los radares. Con aquellos que son igual de imprudentes con ley que sin ella parece bastante indulgente o por lo menos lenta de solemnidad. Y mientras ellos campando a sus anchas por las carreteras.
Esa ley diabólica que parecía iba a ser la Ley Anti-tabaco parece que sólo ha servido para enriquecer a las imprentas que crean los cartelitos dada su mínima aplicación en bares y restaurantes.
Los jóvenes (y no tan jóvenes) parece que siguen bebiendo en las calles, excepto cuando está permitido que lo hagan (fiestas populares) y son desalojados por los antidisturbios.
Si se sabe que no va a ser posible la aplicación de las leyes, tal vez sería mejor legislar menos y cumplir más porque cuando las cosas se hacen bien nos aprovechamos todos pero cuando se hacen a medias sólo sacan rédito los que se hacen las fotos.
Imagen | El Juicio Final de Miguel Ángel fotografiado por Jeanpca
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