Ganó el menos malo


Como madridista y después de la euforia del pasado domingo, ahora toca hacer autocrítica. La consecución del título de Liga no puede empañar lo que ha sido una temporada defraudante en cuanto a fútbol se refiere. Y en esto tienen parte de culpa todos los estamentos del club, aunque uno por encima de todos, la presidencia.
Se equivocó con el entrenador, tropezando por segunda vez con el juego pétreo de Capello. Se equivocó con los fichajes. O mejor dicho, no fichó nada de lo que prometió fichar y luego encargó la salvación del equipo a dos jóvenes argentinos que tenían mucho por aprender. Se equivocó en gestos como la vuelta al ruedo en la penúltima jornada de Liga, recordando el forofismo de pasados dirigentes azulgranas (sí, me refiero a Gaspart). Se equivocó al desconfiar de sus jugadores en público. En definitiva, ha cometido en una sola temporada casi todos los errores que puede cometer un presidente.
Habrá que ver si el presidente galardonado gestiona tan mal el éxito como el fracaso y sigue una línea continuista en lugar de hacer la necesaria limpieza que necesita el vestuario. Trastos como Capello, Cassano o Emerson deben ser vendidos al mejor postor mientras que profesionales como Beckham o Pavón nunca se deberían haber ido. Veremos si este título sólo es pan para hoy pero juego miserable para mañana.

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