El gran silencio


Esto va a ser una crítica en la más negativa de sus acepciones, así que si no quieres perder el tiempo con una novela que nunca deberías leer, aprovecha y lee algo con un poco más de enjundia.

Contraportada: la versión oficial

Roberto Esteban, un púgil retirado que una vez rozó la gloria, se gana la vida como matón a sueldo, sin más amistades que un camarero lacónico y un diminuto pez luchador tailandés, ni más aficiones que el boxeo y la escucha obsesiva de la Fantasía en Do Mayor de Schumann. Cuando Esteban acepta el encargo de proteger a una bailarina amenazada de muerte, se ve arrastrado a una oscura búsqueda donde un bailaor cojo, un enano entusiasta de las peleas de perros y un tenebroso empresario artístico forman el coro contra el que el boxeador hace la sombra, antes de que reaparezcan los viejos fantasmas del pasado. El mito griego del laberinto, los claroscuros de la novela negra, el fulgor de la danza y la épica del boxeo se mezclan en una historia traspasada de violencia y humor sardónico, pero también de un lirismo desdesperado, donde las promesas rotas se guardan tras una insobornable ética de barrio.
Con El gran silencio, David Torres nos ofrece un grandioso fresco de la derrota y el reverso, el fracaso: una narración fluida e implacable que sorprende a cada página por su fuerza, vigor poético e inteligencia, así como por ese esbozo de la nostalgia de lo que nunca se tuvo que encarna de forma indeleble Roberto Esteban, un hombre duro y honesto, a la vez tierno y salvaje, que sólo en la enigmática música de Schumann cifra el ensueño de ese mundo armónico que nunca alcanzará.

Mi humilde opinión

¡Hay que ver lo que tienen que escribir los editores en las contraportadas para vender libros! ¿"Una narración fluida e implacable
que sorprende a cada página por su fuerza, vigor poético e inteligencia"? Puedo aceptar lo de que la narración es fluida, tengo algunas dudas sobre lo de implacable, pero no puedo pasar lo de que sorprenda a cada página.
Para mí esta novela copia todos los clichés de la novela negra tradicional: buscavidas atormentado conoce a chica dulce que hará que afloren en él sentimientos hasta ahora desconocidos pero cuya relación se verá entorpecida por el desalmado novio de la chica. Vamos, un clásico.
Por mucho que coloques en la historia a enanos, peces luchadores tailandeses o al susum corda, no deja de tener el mismo argumento de cualquier peliculilla de tres al cuarto de las que ponen los sábados después de comer en Antena 3. Si además la historia es bastante lineal y el argumento no depara ningún gran final de fiesta, lo que nos queda es un libro totalmente prescindible.
Y os preguntaréis: ¿cómo ha llegado este tío a dar con este libro? Pues bien, era un regalo de la Editorial Planeta que tenía escondido en las estanterías de mi casa desde hace tiempo. Además, contaba con el supuesto prestigio de ser finalista del Premio Nadal 2003 y estaba escrito por un novelista joven español, perfil por el que siempre tengo cierta curiosidad. Pero ahora entiendo por qué lo regalan: porque no hay Dios que lo venda.

Próximo libro: Seda, de Alessandro Baricco.

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