Ya he cumplido con el primero de los 25 libros que me propuse leer durante este 2008. Y en sólo una semana. No vendrá mal la semana que me ha sobrado (52 semanas / 25 libros = 2 semanas / libro) para cuando vengan los tiempos de trabajos y proyectos.
Contraportada: el resumen oficial
Las vidas de Dámaso Méndez y Tomás Montejo corren paralelas, en principio sin otro parentesco que un fluir subterráneo de temas compartidos. La vida de Dámaso es la historia de un odio, cuyo origen se remonta a la adolescencia. Desde entonces, Dámaso consagra su existencia a servir a esas dos pasiones excluyentes que son el odio y el afán de venganza. Por su parte, Tomás, profesor y escritor, joven solitario dedicado por entero a la pasión de los libros y del conocimiento, conoce un día el amor, y con él el desorden, por el que su vida tomará un rumbo imprevisto y tormentoso.
Mi humilde opinión
Tengo una libreta donde voy apuntando los libros que voy leyendo y en donde señalo de alguna manera aquellos que me han gustado. En esa clasificación personal, sólo hay lugar para 3 opciones: 0 estrellas, el libro no me ha gustado o no ha destacado por nada en especial; 1 estrella, el libro me ha gustado y lo recomendaría leer y 2 estrellas, estamos ante una obra maestra, un imprescindible. Pues bien, Hoy, Júpiter ha recibido 1 estrella aunque tal vez me quede un poco corto.
Se trata de uno de esos libros que toca los temas clásicos de la literatura universal (el amor, el odio, la soledad o la venganza) pero lo hace con tal destreza técnica que se disfruta con estas historias tan manidas. Su fluidez es increible y sin apenas darte cuenta, has acabado con las 400 páginas que ocupa.
En estas 400 páginas Landero cuenta dos historias que, por lo leído en Internet, tienen bastante de autobiográficas. En una de ellas, la mejor a mi forma de ver, se aborda el odio como forma de vida. La soledad, la angustia y el deseo de venganza hacia el padre que nunca confió en las posibilidades del hijo centran la atención de esta historia. Se personifica el odio en una voz interior de Dámaso Méndez que lo incita a la venganza, creando así un tercer personaje fundamental para el entendimiento de la historia.
La historia de Tomás es también una historia de soledad. Una soledad buscada que encuentra en los libros todo lo necesario para la supervivencia. O eso creía Tomás hasta la aparición de Marta, una jovencita iletrada que le permitirá desarrollar su único encanto: el magnetismo de los contadores de historias. Sus inquietudes culturales le harán buscar en otras fuentes amorosas para finalmente arrepentirse del camino tomado. Cuida lo que tienes podría ser la moraleja de esta historia.
Sin duda Landero puede ser considerado un buen escritor porque sin la necesidad de grandes alardes argumentales (su mayor extravagancia es la de entrecruzar ambas historias alternando capítulos) consigue enganchar al lector. Los finales de los capítulos siempre te hacen pedir más y eso merece 1 estrella o algo más.
Se trata de uno de esos libros que toca los temas clásicos de la literatura universal (el amor, el odio, la soledad o la venganza) pero lo hace con tal destreza técnica que se disfruta con estas historias tan manidas. Su fluidez es increible y sin apenas darte cuenta, has acabado con las 400 páginas que ocupa.
En estas 400 páginas Landero cuenta dos historias que, por lo leído en Internet, tienen bastante de autobiográficas. En una de ellas, la mejor a mi forma de ver, se aborda el odio como forma de vida. La soledad, la angustia y el deseo de venganza hacia el padre que nunca confió en las posibilidades del hijo centran la atención de esta historia. Se personifica el odio en una voz interior de Dámaso Méndez que lo incita a la venganza, creando así un tercer personaje fundamental para el entendimiento de la historia.
La historia de Tomás es también una historia de soledad. Una soledad buscada que encuentra en los libros todo lo necesario para la supervivencia. O eso creía Tomás hasta la aparición de Marta, una jovencita iletrada que le permitirá desarrollar su único encanto: el magnetismo de los contadores de historias. Sus inquietudes culturales le harán buscar en otras fuentes amorosas para finalmente arrepentirse del camino tomado. Cuida lo que tienes podría ser la moraleja de esta historia.
Sin duda Landero puede ser considerado un buen escritor porque sin la necesidad de grandes alardes argumentales (su mayor extravagancia es la de entrecruzar ambas historias alternando capítulos) consigue enganchar al lector. Los finales de los capítulos siempre te hacen pedir más y eso merece 1 estrella o algo más.
Reseñas en prensa | El Norte de Castilla y Diario Hoy
Críticas en otros blogs | Ocultando el Sol con la cabeza de un alfiler y Cuaderno
Próximo libro: El arte de amar, Erich Fromm
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