Sin el ruido de la civilización pero con el sonido de la naturaleza. Con televisión e Internet pero sin la necesidad de utilizarlos. Con las únicas ocupaciones de pasear a los perros y acudir a comidas familiares, mis días en Valdelubiel (Soria) han sido lo más parecido a un retiro espiritual.
En esta pedanía perteneciente al término municipal del Burgo de Osma el tiempo parece detenido. Tanto por el aspecto casi medieval que mantienen sus escasas construcciones como por la relajación que exhiben sus contados (40) habitantes. Allí las grandes crisis internacionales se diluyen y las preocupaciones están más relacionadas con el estado de las tierras o, como mucho, por el futuro de una región más que olvidada por la opinión pública y las administraciones públicas. Quienes no olvidan sus raíces son los hijos y nietos de los habitantes de Valdelubiel, quienes año tras año vuelven al pueblo para aprovechar sus vacaciones allí y rebajar la edad media en unos buenos puñados de años.
Pero es que nadie se puede resistir a dormir con mantita en agosto, a leer un rato a la sombra en el huerto para después echar una más que reparadora siesta, a echarle el diente a un jugoso entrecot a la brasa, a avistar territorios que son parte de la historia de España como Calatañazor o a ir a tomar unas cañas con unos amigos a la vera de una de las catedrales del románico castellano como la del Burgo de Osma.
Para echar el freno no hay nada como volver al pasado. Ese pasado en el que se necesitaban muchas menos cosas para ser feliz. Donde una buena sombra y una hamaca eran más que suficiente.
En esta pedanía perteneciente al término municipal del Burgo de Osma el tiempo parece detenido. Tanto por el aspecto casi medieval que mantienen sus escasas construcciones como por la relajación que exhiben sus contados (40) habitantes. Allí las grandes crisis internacionales se diluyen y las preocupaciones están más relacionadas con el estado de las tierras o, como mucho, por el futuro de una región más que olvidada por la opinión pública y las administraciones públicas. Quienes no olvidan sus raíces son los hijos y nietos de los habitantes de Valdelubiel, quienes año tras año vuelven al pueblo para aprovechar sus vacaciones allí y rebajar la edad media en unos buenos puñados de años.
Pero es que nadie se puede resistir a dormir con mantita en agosto, a leer un rato a la sombra en el huerto para después echar una más que reparadora siesta, a echarle el diente a un jugoso entrecot a la brasa, a avistar territorios que son parte de la historia de España como Calatañazor o a ir a tomar unas cañas con unos amigos a la vera de una de las catedrales del románico castellano como la del Burgo de Osma.
Para echar el freno no hay nada como volver al pasado. Ese pasado en el que se necesitaban muchas menos cosas para ser feliz. Donde una buena sombra y una hamaca eran más que suficiente.
7 comentarios:
Hace unos años Àngels y yo estuvimos por Soria una semana. Visitamos Calatañazor y el Burgo de Osma pero no tuvimos oportunidad de pasar por Valdelubiel. De todas formas, resultó todo encantador.
La verdad es que lo que describes me resulta familiar en muchos aspectos por vivir donde vivo y de verdad que me ha hecho sonreir, salvando las distancias entre Sella y esos perdidos pueblos Sorianos.
Aún así, poniendo el punto negro a la cosa, una semana o dos allí, tal y como cuentas, resulta ideal pero... y toda la vida?
¡¡Tu siempre negativo, nunca positivo!! Evidentemente, vivir de continuo en un pueblo así te condenaría a ser esclavo de la tierra o, como mucho del turismo rural. No sería mi opción de vida pero no por ello deja de ser una buena opción.
Por cierto, menos mal que hay que sabe escribir Calatañazor como Dios manda...
Que bonita tierra. Me encantó Soria, sus pueblos, sus gentes, sus paisajes... pero en ese viaje es donde realmente vi que hay un Mundo Rural. Pueblos que se caen, tierras abandonadas, castillos y murallas en ruinas...
En Calatañazor comimos en un restaurante y el chico que nos atendió, el dueño, habia estudiado turismo y habia vuelto a su pueblo a intentar salir adelante. Pero también es verdad que habia descubierto que el turismo rural como complemento de las rentas agrícolas puede o no tener sentido, pero como único medio de vida en estos espacios no, puesto que no es ninguna panacea y se está desvirtuando mucho... ui, que rollo he soltado... jeje... esto da para una tesis... ;)
Bueno, sí, quizás suelo poner el punto negativo, pero es que normalmente me gusta que estén los dos: el negro y el blanco. Tú habías puesto bastante blanco, pues yo añado un poco de negro. Que pones mucho de negro, pues lo retocaré con algo de blanco... ;)
Eso sí, como ya he dicho, toda la zona nos pareció preciosa (ya has visto a los dos mendas que han contestado algo...).
Vaya vaya, Rave es El Poeta, me acabo de enterar hoy. Pues ale, ya tienes a otro lector ocasional en tu blog, lo siento.
Qué casualidad, justo un día después de este post que has escrito escribí yo uno muy relacionado en Pezpolla:
http://www.pezpolla.com/2008/08/27/pueblos-de-espana/
Pero claro, mi prosa no tiene nada que hacer contra tus armas de poeta...
Pues eso, que es una lástima que estos pueblos estén medio-abandonados y olvidados por la Administración del Estado. Son una maravilla.
Y vivir ahí todo el año sería insufrible. Aburrimiento y frio, mucho frio. Pero estar una semanita es un placer.
Estoy seguro que habrá fórmulas para tratar de revitalizar estos pueblos. Confiemos en las diputaciones de cada zona...
Vaya vaya, Rave es El Poeta, me acabo de enterar hoy. Pues ale, ya tienes a otro lector ocasional en tu blog, lo siento.
Qué casualidad, justo un día después de este post que has escrito escribí yo uno muy relacionado en Pezpolla:
http://www.pezpolla.com/2008/08/27/pueblos-de-espana/
Pero claro, mi prosa no tiene nada que hacer contra tus armas de poeta...
Pues eso, que es una lástima que estos pueblos estén medio-abandonados y olvidados por la Administración del Estado. Son una maravilla.
Y vivir ahí todo el año sería insufrible. Aburrimiento y frio, mucho frio. Pero estar una semanita es un placer.
Estoy seguro que habrá fórmulas para tratar de revitalizar estos pueblos. Confiemos en las diputaciones de cada zona...
¡Bienvenido, don José! Espero que estos versos que de tanto en tanto escribo, no ofendan su sensibilidad e incluso deleiten alguno de sus sentidos...
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