Hay dos palabras que son continuamente vilipendiadas: sostenibilidad e innovación.
Hay quienes hablan de capitalismo sostenible. Toda empresa que se precie debe colocar la palabra sostenible en su declaración de responsabilidad corporativa (1,2), aunque la mayoría de sus beneficios provengan de la producción de energía no renovable o base su rendimiento bancario en la especulación financiera.
Otros hablan de innovación cuando llevan desde finales del siglo XIX produciendo su bebida con la misma receta. Algunos otros son considerados innovadores cuando redescubren la rueda y trasladan un producto ya existente a otro país.
A todos ellos me gustaría decirles que se dejen de marketing y que aprendan de un par de ejemplos de sostenibilidad e innovación:
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