De hombres buenos

Esta entrada es fruto de una provocación. La provocación de Javier Cercas y su Anatomía de un instante. Un espléndido ensayo sobre el 23-F que comentaré en alguna entrada en el futuro. Pero ahora estamos aquí para hacer frente a una provocación.


La provocación llega cuando después de hacer una disección sobre el terremoto político que generó el intento de golpe de estado Cercas explica la verdadera razón de escribir un libro así: tratar de entender a su padre. Su padre, un hombre bueno, uno de tantos falangistas de adopción que creó la Guerra Civil.


Un hombre bueno como mi abuelo. Hombre de principios al que la tradición familiar, el momento político o vaya usted a saber qué, lo convirtieron en un hombre de derechas. Un hombre que siempre se manejó con una exquisita decencia y cuyo único objetivo en la vida era proporcionar una vida feliz a su mujer e hijos. Hijos que como Cercas se alinearon en el bando político contrario. Hijos que discutieron con su padre sobre política hasta que entendieron que las diferencias políticas no importan si los principios morales son los adecuados. Hijos que trataron de alcanzar la bonhomía de este hombre derecho, no de derechas.


Hijos como mi padre, cuyo modelo de vida fue su progenitor a pesar de sus ideas políticas. Padre que cuidó de su padre cuando se acercaba la muerte de éste, padre que cuida de su madre ahora que se encuentra perdida en las marismas de la vejez, padre que cuida de su mujer en los buenos y en los malos momentos. Y padre que siempre ha cuidado de su hijo desde los mismos valores morales que le transmitió su padre.


Padre que con sus silencios dice mucho más que con las palabras. Padre que dejó que su hijo aprendiese (o tratase de hacerlo) qué es ser un buen hombre de la misma manera que él lo aprendió de su padre: estando vigilante en la sombra, sin hacer ruido pero siempre presente.


Padre que ha sido un ejemplo de vida y que siempre lo será. En la coincidencia o en la discrepancia siempre se aprende de él. Porque de él, aunque desde su modestia no lo crea, muchos hemos aprendido qué es ser un hombre bueno. Espero ser la mitad de buen profesor de lo que tú eres porque entonces seré un hombre feliz. Habré seguido las enseñanzas de dos hombres buenos.


Curro

8 comentarios:

amparo dijo...

Como siempre,...qué placer "leerte"!

Mavel dijo...

Gracia hijo
Un beso

Àngels dijo...

que maravilla...
seguro que tus padres están orgullosos de ti... porque, sinceramente, cuando uno habla contigo sabe que está delante de una gran persona.

Héctor dijo...

...

No se si me emociona más por saber de quien hablas o por ver reflejado lo que uno siente en lo que tu nos expresas.

Lo que tengo claro es que yo no podría haberlo descrito mejor.

Un abrazo

Héctor dijo...

Por cierto,

En cuanto fue publicado me las ingeníe para conseguirle a mi padre un ejemplar dedicado por el autor.

Saludos desde Alicante.

Dianita dijo...

Me sorprendes todos los dias mas, y eso es lo que mas me gusta!

Raúl dijo...

Sólo puedo decir una cosa: de tal palo tal astilla!

Morning Star dijo...

Después de leer cosas así es cuando piensas: vaya!, otro bueno que se nos ha ido...