Las reglas están para romperlas

Cuando la ocasión lo merece, las reglas deberían ser de plastilina. No hay que olvidarse que estos códigos de conducta los escribimos nosotros mismos y por eso mismo, no pueden dictar sentencias contrarias al sentido común. ¿Qué sentido tiene impedir que las banderas españolas ondeen a media asta en la Villa Olímpica? No tiene ninguna implicación política, no ofende a nadie. Es más, simboliza a la perfección el más que olímpico espíritu de solidaridad de un colectivo como el formado por la expedición española hacia el sufrimiento de cientos de compatriotas.
El 11-S se perdieron muchas vidas pero también se perdió algo fundamental: la confianza en la buena voluntad del prójimo. El miedo atenaza a las instituciones hasta el punto de sacrificar derechos, voluntades o sentimientos por el bien de la seguridad colectiva. No se dan cuenta de que así sólo ganan los malos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Respecto al tema de la bandera estoy de acuerdo, ya que a pesar de las normas que haya al respecto, es un detalle superfluo en cuanto al desarrollo deportivo de los juegos, pero que pone de manifiesto el espíritu solidario ¿propio? del olimpismo; en una situación en la que cada gesto ayuda.
Por otra parte, creo que el problema no es que no se den cuenta de que, restringiendo las libertades y derechos de la gente, ganan los malos; sino que, simplificando mucho, ellos mismos son los malos. El miedo es la herramienta de control más poderosa contra el ser humano.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

El tema, aunque parezca simple, es algo complejo.

Yo tb pensé que era una gilipollez negarse a poner la bandera a media asta. Pero qué pasa con los conflictos como el de Georgia y Rusia. Sí, ya sé que eso es política y lo del accidente no.

Pero el enorme problema es dónde poner la frontera entre lo correcto y lo no correcto. En le caso de la guerra está claro que no puedes poner la bandera de los georgianos (o como se llamen) a media asta porque los rusos la liarían. Tampoco puedes expulsar a Rusia (o a Georgia) de los juegos porque con ese mismo argumento se queda el Vaticano solito compitiendo (aunque la Santa Inquisición...).

En un desastre natural parecería evidente que nadie puede sentirse ofendido por que las banderas de los países arrasados ondeen a media asta.

Pero un accidente... (y ahora voy a decir una barbaridad) ¿y quien le dice a los chinos que al día siguiente no se va a destapar una trama terrorista o un ataque de otro país?. Es evidente que no, pero recordad que no hace mucho hubo un conflicto entre dos países, uno decía que el avión tubo un accidente y el otro que había sido derribado por el país que sobrevolaban.

El caso es que han decidido (y lo veo bien) centrarse en el deporte y olvidarse de todo lo demás. Sí, incluido que en China son unos cabronazos.

Anónimo dijo...

Donde dije tubo digo tuvo.