Ellos tienen las vallas, nosotros tenemos la Red


¡¡Para que los obispos se metan en sus asuntos y nos dejen en paz de una vez!!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

El pasado 21 de abril, la Asamblea Nacional, en función de Asamblea Revisora de la Constitución de la República, aprobó el artículo 30 del proyecto de reforma que reza textualmente: "El derecho a la vida es inviolable desde la concepción hasta la muerte. No podrá establecerse, pronunciarse ni aplicarse, en ningún caso, la pena de muerte". Esto significa la constitucionalización de la prohibición del aborto incluso en aquellas tres situaciones límite en que lo han venido demandando los grupos de mujeres: riesgo de la vida de la madre, incesto y violación. Esta aprobación criminaliza incluso el aborto terapéutico. Los asambleístas aprobaron esta ignominia por 167 votos a favor y 32 votos en contra. La Iglesia católica hizo una campaña de presión atroz contra los asambleistas, incluidas manifestaciones frente al edificio donde sesiona la Asamblea. Sin embargo, la aprobación definitiva del artículo está pendiente de una segunda lectura, aunque nada augura que esta mayoría pueda variar. Las mujeres dominicanas necesitamos de la solidaridad internacional para que esto se conozca. Les ruego que se conviertan en difusores de la información que les brindo y que puede ser comprada en la prensa dominicana digital. Uno de los principales ideólogos de este artículo el asambleísta Pelegrín Castillo. Rogamos escribirle a pelegrincastillofnp@hotmail.com para hacerle saber que el mundo está al corriente de esta flagrante violación de los derechos de las mujeres.

Margarita Cordero
corderomargarita@hotmail.com

Anónimo dijo...

Bibi, vive y deja vivir!!!
Viva la mujer que no te interrumpió voluntariamente tu vida durante su embarazo!!!
Viva la madre que te concibió!!!
Subhumano
En 1930, Alfred Rosenberg en Der Mythus des 20. Jahrhunderts utilizar el término Untermensh (subhumano) para referirse a aquellos que, supuestamente, se hallaban por debajo de lo humano. El término hizo fortuna y en 1933, una publicación de la SS titulada precisamente El subhumano cargó contra los judíos indicando que pertenecían a esa categoría. En 1942, la Oficina principal de la raza del III Reich distribuyó un panfleto titulado Der Untermensch (El subhumano).

El texto tuvo una tirada de 3.860.995 ejemplares en alemán y además se tradujo a otras catorce lenguas europeas más. En la obra se señalaba que “el subhumano, que biológicamente aparenta ser una creación de la naturaleza similar con manos, pies y una especie de cerebro, con ojos y una boca, es, sin embargo, una criatura completamente diferente”. A esas alturas, el método nacional-socialista resultaba obvio. Para emprender con éxito la gigantesca tarea de exterminar a millones de seres humanos, antes había que desproveerlos de su condición de tales. Apelando a la ciencia – una ciencia risible, dicho sea de paso, judíos, enfermos mentales, personas con dolencias irreversibles fueron clasificados como algo vivo, pero no humano. Una vez colocados en ese grupo, la tarea del exterminio masivo podía llevarse a cabo con total tranquilidad. Y, efectivamente, así fue. Comento todo esto no por el gusto de desplegar ante el lector algunos datos poco conocidos de la Historia del nacional-socialismo alemán, sino para indicar que estaba prácticamente convencido de que el concepto de subhumano había quedado confinado a las páginas más siniestras de la Historia hasta que esta semana tuve ocasión de escuchar a la ministra Aído afirmando que un feto era un ser vivo, pero no un ser humano como había dejado de manifiesto la ciencia. Si en vez de escuchar semejante dislate con acento andaluz lo hubiera oído en alemán, les doy mi palabra de honor de que hubiera puesto mi mano en el fuego porque acababa de pronunciarlas un convencido miembro del partido nacional-socialista obrero alemán (NSDAP). Si la ignorancia es una eximente – y resulta más que dudoso – quizá la ministra sea inocente, pero esa circunstancia no se puede aplicar a Ángel Gabilondo, el ministro de educación. Cualquier persona decente habría respondido que las palabras de la ministra son, como mínimo, una majadería. Pero, interrogado sobre ellas, el señor Gabilondo prefirió escudarse en la frivolidad para no descalificar a su más que objetable compañera de gabinete. Para ser sinceros, no sé cuál de las conductas me parece peor, si la de una ignorante que priva a seres inocentes de su carácter humano para legitimar que se los extermine en masa sin el menor escrúpulo de conciencia o la del profesor universitario que, encaramado a una poltrona ministerial, se inhibe con una gracieta de denunciar semejante barbaridad. En el III Reich, hubo idealistas, no pocas veces semianalfabetos, dispuestos a ejecutar cualquier orden que procediera de su Führer como una señal de progreso, pero tampoco faltaron sujetos con más instrucción, ascendidos a cátedras o ministerios, que se limitaron a mirar hacia otro lado al ver cómo se expulsaba a los judíos de sus trabajos y se preparaba a la población para el baño de sangre. Se puede discutir quién tuvo más culpa del genocidio, pero sus bases quedaron asentadas cuando alguien afirmó que algunos seres humanos eran subhumanos.

Raúl Velasco dijo...

Pues si te digo la verdad Anónimo, después de esta mamarrachada no se si tendrá razón el tal Alfred Rosenberg y existirán los subhumanos... No me voy a molestar ni en argumentar.